domingo, 23 de enero de 2011

DUARTE: "LEGALMENTE DESCONOCIDO"


Por IVAN DIAZ

"FIESTA DE LA DOMINICANIDAD 2011"

“¿De qué ha servido que Duarte sufriera por nosotros, si los dominicanos, también sufrimos ahora?”. Juan Daniel Balcacer,



ADVERTENCIA: el siguiente artículo tiene como objetivo un fin didáctico, histórico y legal, para las presentes y futuras generaciones que desconocen este aspecto de la norma 370-81, sobre enseñanza de la vida y obra del Padre y fundador del Estado Dominicano.
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Hoy no existe la menor duda de que el General Juan Pablo Duarte y Diez, ilustre caudillo del movimiento separatista del 1844, fue el principal propulsor entre sus coetáneos de la independencia pura y simple.
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Duarte, asimismo, fue la persona a quien sus propios compañeros de lucha, y algunos prominentes ciudadanos de la época, reconocieron como máximo líder del partido duartista, ya quien por su abnegación y desvelos al servicio de la causa independentista le dispensaron el titulo de Padre de la Patria.
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Ese líder revolucionario y padre del Estado y democracia dominicana, fue objeto inmerecidos infundíos y calumnias desde antes de cristalizarse el proyecto político por el cual sacrifico su juventud y el bienestar de su familia.
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Esa campaña de descrédito de comenzó en Santo Domingo en el año 1843. Fue promovido por un reducido círculo de compatriotas cuya cosmovisión de los acontecimientos divergían de los de Duarte y sus compañeros. Estos pro colonialistas veían en Duarte y sus ideas un gran obstáculo para sus intereses económicos y políticos, dirigidos por Santana y otros que nuestra historia “oficial” registra o dejó fuera.
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La Historia Dominicana, tiene una gran deuda con el fundador de la Patria, guarda en sus entrañas muchas verdades, que tarde o temprano saldrán al descubierto. Pero en este escrito solo quiero analizar lo relativo al conocimiento de la figura del Padre de la Patria Dominicana, en su aspecto legal-educativo.
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A partir de 1844, el nombre de Duarte, devino sinónimo de la palabra infame, y por virtud del personalismo que imperó en el país, durante 40 años, no se le mencionó ni se le reconoció mérito alguno.
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Hoy día a pesar que se han hecho cuantiosas inversiones para promover la figura de Duarte, todavía su museo es visitado voluntariamente por pocos compatriotas, a menos que se les obligue desde la escuela, liceo o universidad.
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En nuestro país, cabe recordar que los interés particulares de grupos o partidos que se expresan en la política cotidiana, sumergen con frecuencia a los verdaderos forjadores de nuestra nacionalidad en las profundas y oscuras aguas del océano del olvido; de manera que no debe extrañar la ausencia del nombre de Duarte, “ese gran desconocido de las encuestas auspiciadas por el Proyecto para el Apoyo de las Iniciativas Democrática, donde en diversas ocasiones Duarte ha sido excluido o rechazado en las preguntas, con un mínimo del margen”, como lo expresa el historiador dominicano Juan Daniel Balcacer, en su obra VICISITUDES DE JUAN PABLO DUARTE (1999).
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Una Ley que data de 1981, la numero 370, en su articulo primero estipula que es “obligatoria la enseñanza y divulgación de la vida y obra del Patriota Juan Pablo Duarte, tanto en las escuelas publicas como colegios y escuelas privadas, a fin de que sea medular el conocimiento de nuestro gran valor histórico y político”; y el articulo segundo establece que “la Secretaria de Estado de Educación, Bellas Artes y Cultos, queda facultada para establecer tanto el nivel desde donde empezará dicha enseñanza, así como la escogencia de el o los textos que deberían usarse previa consulta con el Consejo Nacional de Educación”.
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Es evidente que, al igual que acontece con otras leyes dominicanas, como por ejemplo la que regula el uso de la bandera nacional –otro de nuestros símbolos patrios mas sagrado y que es ultrajado con mayor frecuencia-, la referida norma 370 que hace obligatoria la enseñanza de la vida de Duarte en nuestras escuelas publicas y privadas es también, al parecer, letra muerte o simple escrito sobre arena a la orilla del mar.
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Pero es tal la alineación que padecen nuestras mayorías en relación con el culto que se debe tributar a nuestros y nuestras patriotas y símbolos patrios, que tal vez haya conscientes de las penurias experimentadas por Juan Pablo Duarte y Diez, a lo largo de su apostolado revolucionario, se muestren reticentes respecto de si es ése el PARADIGMA IDEAL, para ser emulado por las jóvenes generaciones del presente; y que , antes tantas calamidades y fracasos, con no disimulada nostalgia se cuestionen, parafraseando a Bolges: “¿De qué ha servido que Duarte sufriera por nosotros, si los dominicanos, también sufrimos ahora?”.
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Consulta Bibliográfica:

1
. La cultura política de los dominicanos. Entre el autoritarismo y la democracia. Isis Duarte y compartes. Edición PUCMM, 1995.
2. La cultura política de los dominicanos. Entre el paternalismo y la participación. Isis Duarte y compartes. Edicion PUCMM, 1995.
3. Vicisitudes de Juan Pablo Duarte. Juan Daniel Balcacer. Edicion 1999. Republica Dominicana.
4. Ley 370-1981, sobre Enseñanza de la Vida y Obra de Juan Pablo Duarte y Diez.
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Evento Virtual “FIESTA DE LA DOMINICANIDAD 2011: Pueblo, Patria y Carnaval”.

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